En cada pequeño lugar o incluso en las grandes ciudades, se cuentan de generación a generación historias sobre seres malignos que invaden el mundo de los sueños o de los vivos con el fin de hacernos vivir el terror en carne propia, así solo sean cuentos para llenar de adrenalina una noche en grupo… aunque esta historia es una fusión entre la realidad y la ficción.
En diciembre de 1867, la figura del hombre cerdo de American Horror Story surgió tras una tragedia verdadera en la que murieron 50 personas. Las víctimas se transportaban en un tren que, justo al atravesar un puente de la ruta Holland, perdió el control al desengancharse uno de sus vagones. El vehículo se salió del terraplén, y con el impacto, las estufas de carbón se abrieron provocando un estallido del que solo sobrevivieron tres pasajeros.
De ellos se dice que quedaron tan emocionalmente perturbados, que en sus mentes habitaban los gritos de quienes murieron consumidos con las llamas de lo que se conoce como el “horror de Angola”. El trauma que le propinó el accidente y las quemaduras que recubrían sus cuerpos les hicieron esconderse detrás de unas cabezas de cerdos para hacer cumplir la voluntad de las voces dentro de sus cabezas… ecos que demandaban muerte.
Existe otra versión sobre la leyenda del hombre cerdo que inspiró a American Horror Story, situada en la misma ruta Holland. Es sobre un asesino serial, carnicero, que vivía en el bosque cercano a la vía. Los alrededores de su casa estaban bordeados con cabezas de cerdos empaladas. Nadie se acercaba al lugar, ¡desde luego!, a excepción de unos jovencillos curiosos que no vivieron para contar la experiencia.
Según la leyenda urbana, sus cabezas fueron encontradas estacadas, como los cerdos del carnicero, en los confines del bosque. El asesino huyó y de él jamás se supo, por lo que todavía hay quienes aseguran que el hombre cerdo permanece desde ese entonces oculto en el bosque, con sed de cobrarse una nueva víctima.